sábado, 24 de marzo de 2012

¿LE ENTREGA CRISTO EL PRIMADO A PEDRO EN JUAN 25.15-25?


Como es conocido de muchos, el papa romano tiene una infinidad de títulos para exaltar su figura más y más cada día. Uno de esos es el de pastor general de la iglesia.

Uno de los pasajes favoritos a citar para tratar de hacer aparecer a Pedro más que a los demás apóstoles, es Juan 21.15-25. En este pasaje, Jesús ya resucitado, aparece a sus discípulos muy temprano mientras ellos estaban pescando y toma un desayuno con ellos. Cuando hubieron comido, dice la Escritura, se establece un diálogo entre Jesucristo y Pedro.

He aquí el texto completo:

“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón hijo de Jonás ¿Me amas más que estos? Le respondió, sí Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón hijo de Jonás ¿Me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”

Sacando este episodio de su contexto pareciera ser que dice lo que la Religión Romana afirma, respecto de un primado que Cristo le entrega a Pedro, una vez que él ha resucitado. Sin embargo una de las reglas hermenéuticas más elementales es que un pasaje de la Biblia se interpreta en su contexto, y no fuera de contexto.

¿Qué es el contexto? Lo que describe inmediatamente antes y después respecto del episodio en cuestión.

En Mateo 26:31-35 mientras transcurre la institución de la CENA DEL SEÑOR, Cristo le anuncia a todos los apóstoles que le negarán, y a Pedro que éste va a traicionarlo en esa misma noche.

Dice Mateo 26.34-35:

“Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo”

Efectivamente, los evangelios continúan dando testimonio del hecho. En Mateo 26.69-75 se narran las tres negaciones de Pedro.

Esa noche, Pedro estaba sentado en el patio del sumo pontífice, y ante una criada que le dijo que él estaba con Jesús, él contestó que no sabía de qué hablaba ella.

Salió a la puerta, otra mujer dijo a los que allí estaban: “También éste estaba con Jesús el Nazareno” y él lo negó con juramento: “No conozco al hombre”

Acercándose a él algunos de los que estaban allí le dijeron que su manera de hablar lo descubría como galileo, y él principió a maldecir y a jurar que no conocía “al hombre” Y enseguida cantó el gallo. Entonces Pedro, se acordó de lo que Jesús le había profetizado y saliendo fuera se puso a llorar con amargura.

En esta porción de la Palabra vemos que Pedro al decir “no conozco al hombre” no sólo se deslindó de Jesús, sino que le calificó como un hombre cualquiera. Pero el hecho de que lo haya maldecido y jurado que no lo conocía, hacía de Pedro un varón en condiciones espirituales miserables. Para el israelita un juramento era un acto sagrado. La declaración que daba con juramento tenía la característica de que lo hacía en la presencia de DIOS, por lo tanto, no podía mentir; y si mentía, echaba maldición en su cabeza con su propia boca.

Así que cuando Pedro salió del edificio y lloró con amargura, lo hizo porque le dolía haber negado a Jesús; pero también porque él vio interrumpida su comunión con Dios. En otras palabras, Pedro para volver a ser el mismo de antes de que él negara a Jesús, necesitaba ser restaurado.

En comparación con los otros discípulos, Pedro se sentía en el sótano. Los otros apóstoles, también le negaron, pero no tres veces y no dice la Biblia que lo maldijeron y que juraron no conocerlo.

Ahora sí, podemos comprender el diálogo que registra el evangelista Juan en su capítulo 21.15-25, cuando Jesús le dice a Pedro: ¿Me amas? Aquí Jesús no está exaltando a Pedro sobre los otros discípulos, sino restaurándolo y poniéndolo al nivel de ellos. Pedro estaba siendo ministrado y restituido al apostolado. De ninguna manera puede entenderse el diálogo como la entrega de un Primado.

En Juan 21.15, la pregunta de Jesús a Pedro es:
AGAPAS ME PLEON TOÚTON
“ME AMAS MÁS QUE ESTOS?

Aquí el término clave es AGAPAO, “AMAR CON UN AMOR INCONDICIONAL”

Pedro responde:

OTI FILO TE

En la traducción de nuestra Biblia al Español, no se nota la distinción, pero en el original, el verbo que usa Pedro es FILEO, es decir: “Te aprecio o te quiero”; pero no es el amar incondicional de Dios. Pedro no podía decir AGAPAO.

Entonces, la tercera vez, Jesús cambia el verbo AGAPAO, por el verbo FILEO y pregunta:

FILEIS ME
“¿ME QUIERES?”

Y Pedro responde:

SU GUINOSKEIS ÓTI FILO SE
“TÚ CONOCES QUE TE QUIERO”

En otras palabras, Pedro no se atrevió en las tres ocasiones en que Jesús le insistió preguntando: ¿Me amas con un amor incondicional? a responder: “Te amo” con un amor incondicional, y le dijo al final; “TÚ LO SABES TODO, SABES QUE TE QUIERO”*

Jesús le dice la primera vez “apacienta mis corderos”

El concepto de PRIMADO, es extraño a las Escrituras. Por el contrario, Jesús estableció en Marcos 10.43-45:

“Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor. Y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”

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